Gota de agua
Yo de mayor quiero ser gota de agua.
Gota de agua, si. Para… poder crecer en el cielo. Observando con detenimiento las multitudes que impregnaré de mi esencia. Martilleándoles con sutileza sus cueros cabelludos desnudos.
Para disfrutar el impacto contra sus paragüas abiertos teñidos de previa anticipación hogareña.
O para pintar los asfaltos de las ciudades infestadas ya de contaminación.
Seré…seré también la lagrima emotiva del agricultor cansado ya de esperar al elenco completo de mis semejantes.
Resvalando así, zigzagueante y juguetona, entre las mejillas sonrojadas por un inesperado “te quiero”. O unas palabras de aliento frente a una pérdida inminente.
Puede que después de mi visita, se presente en un azul de cuento un arcoíris que pinte los horizontes de unos ojos observadores.
Yo seré aquella…aquella que sacie la sed del niño que pretenda erróneamente llenarse con mis hermanas para callar el grito de su hambre encerrado.
Yo…conoceré los cantos de las sirenas. Y recorreré las raíces del más antiguo de los maestros del bosque.
Yo, gota, yo, agua…yo…seré: la vida.
Marisa Blanco